Renuncio a la necesidad de tener razón y trabajo en grupo con amor

lunes, 13 de enero de 2014

Entendiendo la situación económica actual a través del juego Monopoly

24/06/2013
Por Dr. Daniel Arias. Universidad de Granada.
El Monopoly es un juego magnífico para aprender cual es el funcionamiento básico de las finanzas inmobiliarias. Aunque en castellano lo pronunciamos como una palabra llana (con el acento, que no tilde, en la penúltima sílaba), en inglés sería el equivalente a una palabra esdrújula (es decir, se pronuncia "Monópoly"). En todo caso y gramática aparte, los jugadores de Monopoly sabemos que hay cinco principios básicos que establecen el desarrollo de cualquier partida:

1) Si un jugador se hace con la mayoría de las calles caras, es muy probable que acabe desplumando al resto tarde o temprano.
2) Los 200 euros que cada jugador recibe al pasar por la Salida son la base que mantiene el juego vivo.
3) El dueño de las estaciones si consigue las 4, incluso 3 dirían algunos, puede hacer mucho daño (si además posee los suministros, ni te cuento...).
4) Ir a la cárcel puede ser ventajoso en determinados momentos.
5) El que tiene que hipotecar sus propiedades, es que va "chungo".

Estos cinco principios se observan perfectamente en la vida real y especialmente en la actualidad (expreso así mi reconocimiento al creador de Monopoly, Mr. Charles Darrow, ingeniero, como no podría ser de otra manera, que creó un juego universal tanto a nivel global como temporal). Veamos uno por uno (tiraré de hemeroteca para ilustrar algunos hechos, en otros, de rabiosa actualidad, tan sólo haz clic en las palabras subrayadas):

1) El dinero llama a dinero y el poder llama a poder. Una vez que te sitúas en una posición predominante es muy difícil que nadie pueda moverte. En España las estimaciones ponen de manifiesto que el 10% de la población posee más del 70% de la riqueza. Somos un país muy desigual a nivel de reparto de la riqueza. Esto conlleva a que en tiempo de crisis, la clase más pudiente amplíe su renta y las clases medias disminuyan para engrosar las cifras de la pobreza. Como ya sabes, el que posee las calles rojas y azul oscuro de Monopoly se forra en cuanto alguien cae en ellas.

2) Para que la economía crezca es necesario inyectar liquidez. Los bancos han cerrado el grifo de los créditos dejando a las Pymes y autónomos casi en dique seco y a numerosas familias al borde de las desesperación. Las empresas no contratan y crece el paro de manera desorbitada.  Nadie recibe sus 200 Euros al pasar por la casilla de salida, así que la partida no avanza (la economía no puede crecer ¿cómo si no?).

3) La energía y los transportes se encuentran en muchos casos en una situación de cuasi monopolio. Los precios de los carburantes coinciden, y no por casualidad, en la mayoría de las gasolineras. Con la electricidad sucede tres cuartos de lo mismo. La gestión de las grandes infraestructuras está en mano de determinadas grandes empresas. Una buena estrategia en el Monopoly es conseguir las estaciones y los suministros. Los jugadores novatos tienden a no darles importancia, luego lo pagan, y caro.

4) Una pequeña diferencia entre el Monopoly y la vida real es que en el juego, mientras estás en la cárcel no puedes cobrar el alquiler de tus propiedades. Es España esto no es un problema como ya sabemos. La inactividad en el Monopoly puede ser ventajosa si tienes un adversario fuerte al que despluman mientras estás entre rejas. En todo caso, en la vida real, si tienes mucha pasta, puedes contratar bufetes de abogados de mayor prestigio. 

5) En el Monopoly, cuando hipotecas alguna propiedad obtienes un "préstamo" por valor muy inferior a su valor de mercado. En la realidad ocurre algo muy parecido, incluso más dramático. Si no puedes pagar tu hipoteca y llega a subasta, probablemente no se obtendrá suficiente como para cubrir la deuda y te puedes quedar sin casa y endeudado. La cosa se pone muy chunga...

La partida de Monopoly termina cuando uno de los jugadores básicamente arruina al resto (Véase principio número 1). La economía real, en este aspecto es un pelín más compleja... De hecho, en el Monopoly, si los jugadores son civilizados, se dan la mano al final de la partida y tan amigos. En la vida real esto no sucede así, exactamente...

La cuestión es ¿cuánto tiempo le queda a la partida? ¿Cuántas vueltas más podemos darle al tablero? Para que siga habiendo jugadores, la banca (aplíquese este término tanto al juego como a la vida real) ha de inyectar dinero, las reglas de nuestro Monopoly particular han de cambiar para que todo el mundo tenga oportunidades (de empleo, de financiación, de futuro...). Además, los suministros e infraestructuras que "engrasan" a la economía han de estar disponibles para los ciudadanos a precios competitivos. La justicia ha de funcionar, ser igual para todos y a nivel fiscal es fundamental romper el círculo que consigue que los más ricos tengan más posibilidades de pagar menos impuestos a través de sociedades internacionales e instrumentos financieros y fiscales que tributan a tipos muy bajos. Una economía muy desigual hace que los que menos tienen tributen mucho más en porcentaje que los más ricos. Finalmente, el derecho a una vivienda digna establecido en la Constitución ha de evitar que una hipoteca sea una soga de por vida para la clase media.


Son tan sólo lecciones sencillas que nos aporta un juego de mesa de 1935 y que en esta ocasión compartió con nuestros lectores el Dr. Daniel Arias, profesor investigador de la universidad de granada quien impartió talleres con profesores investigadores y estudiantes de la universidad del Caribe esta semana por lo que nos pareció adecuado cederle este espacio en esta ocasión para que el compartiera también con nuestros lectores semanales. En colaboración con Christine Mc Coy y Miguel Ángel Olivares  Urbina. Comentarios a cmcccoy@ucaribe.edu.mx y  maolivares@ucaribe.edu.mx. 

No hay comentarios: