12/11/2012
Estimado lector, después de una semana en donde los Estados Unidos
eligieron presidente las turbulencias financieras no se dejaron esperar en los
mercados internacionales. La comunidad Europea indica que está mejor, por
compararse con nuestro vecino del norte; pero desde nuestra perspectiva todo
está pendiendo en un hilo muy delgado.
Es
por ello que usted debe establecer nuevos proyectos para aprovechar todos estos
movimientos económicos y prepararse para esta época decembrina que, en regiones
como la nuestra, dejan excedentes por los visitantes de fin de año
Pasando a algo más comúnmente se le llama a esta época la era del
consumismo. Nosotros aquí agregaríamos algo más: es la época del consumismo y
la “granditud”. Es decir se consume constantemente pero además siempre deseamos
que el coche que se compra sea más grande, la casa sea más grande, las empresas
quieren crecer y ser más grandes de igual manera sucede con los países y sus
economías. Todo desea
ser más grande.
Ernesto Schumacher en 1974 en
su libro lo pequeño es hermoso cuestionaba esta situación que nos lleva a la
pregunta del tema de hoy ¿Hasta dónde crecer? Pareciera que con los
avances tecnológicos la economía pudiera pasar de finita a infinita, pero eso
es solamente una ilusión óptica.
La economía es finita,
limitada. Si imprimimos billetes como rico Mc Pato generamos inflación y
eso provoca problemas económicos. Si una
empresa crece sin planeación se enfrenta a problemas, porque podría haber estado muy bien posicionada en el nicho
de las microempresas por ejemplo, pero al pasar al otro nivel se enfrenta a
nuevos retos, que si no los planifica puede morir.
Los países también se enfrentan
a esta situación de que el crecimiento no es ilimitado y cuando sobrepasan determinados niveles se
pueden enfrentar a diversos problemas de tipo social, económico o ambiental.
Cancún, por ejemplo, esta
ciudad en la que ustedes y nosotros vivimos es un ejemplo de una ciudad que se
ha convertido en víctima de su propio éxito. ¿Por qué decimos lo anterior? Cancún
es una ciudad que en su momento fue bien planificada, pero que con el
pasar de los años perdió rumbo y en la
actualidad se enfrenta a un crecimiento desbordado, que ha generado problemas
laborales, sociales, ambientales y por supuesto económicos.
En la actualidad vivimos en un ámbito que culturalmente nos lleva a
desear algo más y más grande. Pero reflexione
y recuerde lo pequeño no significa sinónimo de malo. ¿O será que son
malas las 20,613 microempresas
cancunenses? empresas que generan una fuerte cantidad de empleos y como son
malas hay que arriesgarlas para que crezcan y sean pequeñas aunque arriesguen
su porvenir.
En lugar de pedir que crezcan,
apoyémoslas, consumamos sus productos para que continúen. Y si usted amigo
lector es una microempresa más que pensar en mayor crecimiento piense en mejor
crecimiento es decir planificado para que entonces este sea a paso firme. En colaboración con Christine Mc Coy. Comentarios cmccoy@uca0ribe.edu.mx y maolivares@ucaribe.edu.mx
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