Diariamente en el periódico se encuentran noticias acerca de la micro, pequeña y mediana empresa (Mipymes), de sectores que sufren problemas económicos, apoyos que brindó el gobierno que fueron bien o mal aplicados, inclusive de empresas que tras una gran inauguración con bombo y platillo hoy bajan sus cortinas porque no lograron posicionarse en el competitivo mercado actual.
No faltará quien piense ¿Por qué prestarle tanto interés a éstas si son “poco importantes” y no aportan nada a la economía? Y opine que hay que traer al país más compañías “grandes” que nos ayuden a prosperar.
Pero esas Mipymes que “no aportan nada” para algunos, según reportes de la Secretaría de Economía 2009 fueron generadoras del 72% de los empleos y constituyeron el 99.8% de las compañías del país y aportaron el 52% del Producto Interno Bruto (PIB). Lo que las convierte un motor medular de nuestra economía.
Ahora bien, ¿Por qué, si son tan relevantes las Mipymes para el desarrollo económico del país no se les da la debida importancia? Esa importancia no solamente se encuentra en manos del gobierno si no de los mismos empresarios que abren negocios sin una visión de largo plazo de lo que representa en verdad tener una empresa.
Según datos de la Administración Federal de Pequeños Negocios de los Estados Unidos (SBA) más de 50% de las pequeñas empresas fracasan en el primer año y 96% de ellas en el transcurso de los primeros cinco años.
Sí, lo sé esos “son datos de Estados Unidos” dirán algunos, pero si en la potencia mundial están así ¿Cómo estaremos aquí? ¿Cuántas empresas cerrarán al año de haber abierto? Les comento que cifras exactas no existen en nuestro país, pero ronda cercana a ese porcentaje, según datos de la Secretaría de Economía.
¡Es por la crisis! Dirán algunos amables lectores, pero en realidad el problema va más allá. Está relacionado con una mentalidad cortoplacista de querer “hacerse rico en un año”. Si, los mexicanos queremos ser ricos con poco esfuerzo; esa teoría de los japoneses de abrir un negocio y esperar mínimo 10 años a disfrutar de las ganancias, no nos funciona y queremos que al año el negocio que tenemos nos esté brindando utilidades y más que nada no pensamos en invertirlas, sino en “vivirlas”, ¡Por eso somos los jefes!
Esa es una parte de la historia. Pero el problema empieza antes incluso de que nazca la empresa, ya que iniciamos negocios porque “nos late”, “a todos los que tienen un negocio igual les va bien”; “el compadre tiene menos de un año con su negocio y ya hasta trae carro nuevo” y así podemos hacer la lista larga de razones equivocadas por las que abrimos una empresa.
Pensar en realizar un plan de negocios, estudiar al mercado donde nos vamos a posicionar, investigar qué tipo de crédito nos conviene más adquirir, si es que lo necesitamos, son algunos de los elementos esenciales para poder construir empresas con cimientos sólidos que puedan en verdad convertirse en la espina dorsal de la economía para que esas empresas que tanto necesita nuestro país funcionen, permanezcan y crezcan y así como nación prosperemos.
Publicado en el Novedades, Quintana Roo. El 4 de octubre de 2010
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