Renuncio a la necesidad de tener razón y trabajo en grupo con amor

domingo, 5 de junio de 2011

No todo está mal

La semana pasada en este espacio se habló de la veracidad o no de las cifras del desempleo, y quizás no faltó algún lector que pensara que las cosas estaban mal pero no tan mal y que en algún lado se tenía que estar haciendo algo bien.
Como nos gusta compartir con ustedes distintas aristas de la realidad y poner en la mesa puntos de reflección. Hoy vamos a hablar de los últimos resultados  del Programa  Nacional de Financiamiento al Microempresario (PRONAFIN) que cubren el periodo 2008-2009, se evaluaron el año pasado y apenas acaban de ser publicados el jueves y en futuras colaboraciones reflexionaremos acerca de su alcance.
Este programa  es del gobierno federal y su objetivo es contribuir y consolidar  el sector microempresarial en zonas  que presentan situación de marginación social para que puedan con esta ayuda mejorar sus condiciones.
El reporte de resultados nos dice que  el 88.3% de lo negocios  que son apoyados por este programa logran una continuidad, lo que se relaciona también con el indicador que se maneja de que las empresas apoyadas por Pronafin logran un 89.15% de sustentabilidad y el 81% de quienes solicitan crédito ya cuentan con un negocio y utilizan esos recursos en él, en lugar de en uno nuevo.
 Por otra parte, el 50.8% de los beneficiados opina que al  poder registrar un incremento en el gasto total mensual, aunque sea de $100 pesos, le hace sentir que aporta más al gasto familiar. Este informe también nos dice que un 87.87% de los beneficiados se dedica al comercio.
Un dato relevante que  sirve un poco de muestra de lo que en general sucede en la sociedad es que entre la población beneficiada y no beneficiada de este programa, más del 50% de  su gasto se  destina al rubro alimentario, situación que también sucede en el grueso de la población de otros estratos sociales y eso en general es resultado del incremento  inflacionario del 5.6% que dicho sector registró, dato por arriba de la inflación promedio. El segundo rubro que le precede es la educación  con un impacto del 62% en mujeres y 71% en hombres.
Resulta interesante que un alto porcentaje de los beneficiarios son mujeres (un 79%) y tienen  más de un 90% de cumplimiento. Este apoyo ha logrado que este sector de la sociedad  logre  un 25% de autonomía  y una variación en sus ingresos positiva así como un mayor acceso y control en las decisiones familiares (74.6%).
En resumen este programa aportó a los beneficiados, según el informe, $277 pesos más al mes para gastos en alimento, $112 pesos en salud, $305 pesos  para educación, $75 pesos para vivienda y $134 para vestido.  Un gran total de $674 pesos más al mes para sus  gastos, lo que en familias en nivele  de fuerte pobreza es una cantidad considerable.
En un vistazo general el programa resulta positivo,  las recomendaciones globales que se le hacen son de capacitación a los beneficiarios, hecho en el que hemos insistido aquí constantemente; ya que lo que se necesitan son empresas productivas y competitivas y no solamente generadoras de un ingreso que resuelva problemas inmediatos de subsistencia.  En colaboración con Miguel Ángel Olivares. Comentarios al cmccoy@ucaribe.edu.mx y maolivares@ucarbe.edu.mx

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