Renuncio a la necesidad de tener razón y trabajo en grupo con amor

martes, 7 de enero de 2014

Distinguir el momento adecuado

14/01/2013
Hoy voy a compartir una experiencia personal por la que estoy pasando y que resulta ser complicada y que aunque no lo crea está relacionada con las empresas. Tengo una gatita que me hace compañía desde hace muchos años, muchos que leen está columna saben de mi fanatismo por los gatos y como inclusive me he ido a vivir a otros lados acompañada de estos esponjosos seres.
Hoy la gatita, que tiene conmigo muchos años, está muy enferma y a punto de morir y soy yo la que debe de hacer la decisión de si la duermo y acabo con ese sufrimiento, que yo creo que tiene, porque obviamente no me habla, como diría mi sobrina no habla humano o dejarla vivir más tiempo.
Para este momento, estimado lector debe pensar que me equivoque de columna y no es para finanzas y negocios de lo que escribo. Pues no…fíjese que sí porque las empresas en ocasiones funcionan como seres vivos y tienen su tiempo de vida, al igual que quienes las dirigen.
Hay empresas que por diversas circunstancias se llegan a enfermar contable, financiera o productivamente y en ese momento lo más sano es cerrarlas a tiempo para poder quizás descansar, evaluar que paso y entonces en el futuro arrancar con nuevos bríos otros proyectos.
O, a veces, caso más grave, es que quien enferma es el dueño de la empresa y no hay un plan B de sucesión, no se ha capacitado a nadie o el dueño, aunque sano,  ya es muy grande pero no quiere dejar la empresa y entonces esta comienza a enfrentar problemas.
Esos procesos son dolorosos, causan incertidumbre en el personal, bajan la productividad y generan inmensos conflictos que pueden ser evadidos si se planifican las cosas. Esa palabra, como ven, es la clave de cada uno de los procesos administrativos, la planificación en ventas, en producción, recursos humanos o sucesiones.

Para muchos dueños, como lo es mi gatita para mí, las empresas son como sus hijos y obviamente es difícil tomar la decisión de dejarla en manos de cualquiera. Pero en lugar de pensar que nadie va a ser tan bueno como usted y que en cuanto usted no esté esa empresa tendrá problemas, vea quien puede ser su sucesor y capacítelo bien para que esa empresa que usted creo y vio crecer, continúe creciendo y generando muchos empleos que bien le hacen falta a nuestra nación. En colaboración con Miguel Ángel Olivares Urbina. Comentarios a cmccoy@ucaribe.edu.mx y maolivares@ucaribe.edu.mx

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