Renuncio a la necesidad de tener razón y trabajo en grupo con amor

lunes, 13 de enero de 2014

Positivismo o negación

22/07/2013
Los mexicanos nos caracterizamos por pensar que las cosas malas nunca nos van a suceder a nosotros. Quiero llamarlo “positivismo”, es decir, que siempre sabemos verle el buen lado a las cosas  para poder seguir adelante y en los momentos más difíciles no falta quien invente un chiste relacionado con la situación.
Pero en ocasiones cabría cuestionarse hasta donde ese “positivismo” se convierte en “negación” de un problema y esa actitud no necesariamente es solamente de nuestros connacionales sino de mucha gente en el mundo.
 La compañera que colabora en este espacio conmigo en su proceso de investigación doctoral  se ha dedicado a estudiar la sustentabilidad y en más de una lectura ha encontrado autores que hablan de que el planeta ya no puede más y de que tenemos que cambiar nuestra forma de ser porque lentamente nos acabamos la tierra.
Las lecturas no son nuevas, son algunas de diez, inclusive quince años, y ya hablaban de los problemas que hoy padecemos. Un ejemplo claro de esta actitud “positivista” es que hace  cuarenta y cinco años a los desarrolladores de Cancún se les advirtió no construir sobre la Duna, sin embargo, esa sugerencia no fue tomada en cuenta y se pensó “no pasará nada si construimos sobre la duna, hay mucha playa aún y esta no se va a acabar”. Hoy las consecuencias las vivimos los cancunenses al ver un destino sin playas como sucede a la altura de Playa Caracol, donde las olas llegan romper prácticamente sobre las estructuras de los edificios que ahí se encuentran.
Esa actitud desenfadada que con algunas cosas se tiene es uno de los grandes defectos de las empresas y lo que las puede llevar a enfrentar problemas innecesarios, por el simple hecho de pensar que las cosas les suceden a otros y no a ellos.
Casos podemos dar muchos, amigo empresario, seguramente en su haber usted tiene alguno en mente. Pero por sino aquí mencionaremos algunos sobre los que vale la pena reflexionar, como es el caso de contratar un seguro anti-huracán, porque estamos en una zona propensa a estos fenómenos y en cualquier momento puede pegar uno. Entonces mejor pagamos un seguro que proteja nuestro patrimonio, o un seguro de responsabilidad civil si damos atención al público en general, como algún hotel, por pequeño que sea, donde un huésped puede sufrir un accidente y eso nos puede complicar posteriormente mucho.
No se trata de ser negativos, se trata de invitarlos a seguir siendo positivos pero reconocer que hay situaciones que pasan y entre más prevenidas se encuentren las empresas para enfrentar esas situaciones adversas, mejores herramientas tendrán para salir adelante en los momentos difíciles y a la larga menos  costoso les resultará.

La próxima ocasión que este tentado a pensar “esto no me pasará a mi” recuerde el fenómeno entrópico que afecta a las playas de Cancún y que gracias a  esas palabras se gastaron 230 millones de pesos en 2010, sin mencionar todo lo que se ha invertido en años anteriores, y las playas aún no se recuperan y todo porque no se siguió, en su momento, la sugerencia de construir atrás de la duna. No olvide, quizás lo que pensamos que ahorramos hoy, puede ser que más adelante nos salga más caro. Comentarios a cmccoy@ucaribe.edu.mx y maolivares@ucaribe.edu.mx. En colaboración con Christine Mc Coy.

No hay comentarios: