23/09/2013
Hoy voy a ocupar
este espacio para reflexionar acerca de un defecto presente en distintos
ámbitos de nuestra sociedad mexicana y que es uno de los lastres más fuertes
que ha enfrentado el desarrollo de esta nación.
Muchas ya
estarán pensando sus propias opiniones de lastres al leer el primer párrafo de
esta pequeña columna. Habrá quien pensó en la corrupción, otros en la
educación, otros en la inseguridad en
fin cada quien tendrá una visión distinta y hoy aquí yo compartiré cual para mi es un lastre que no deja avanzar
al país.
El país tiene
una visión de corto plazo, que en ocasiones impresiona porque los análisis que
hacen son de impactos inmediatos y más bien sustentados en situaciones
políticas que en verdaderos beneficios sociales y económicos. Eso se conjuga
con una falta de continuidad de programas que resultan positivos y de impacto
real a largo plazo.
Les tengo un
ejemplo claro de esta situación. Nuestro municipio, Benito Juárez, genera cerca
de 700 toneladas al día de residuos sólidos domiciliarios y de esos residuos,
de acuerdo a una evaluación que hace unos años realizó Sedesol, 162.74
toneladas correspondían a residuos alimenticios, 146.47 a residuos de
jardinería; 542.47 toneladas se
componían de otros materiales
generalmente relacionados con la construcción pero 124.77 toneladas son de materiales reciclables.
Se habla de que
es importante crear una cultura del reciclaje, que es necesario mejorar la
recolecta de basura, tener menos desechos ya que el relleno sanitario día a día
se acerca a sus límites. Pero, con la
mayor tranquilidad se cancela un programa “por razones políticas” de reciclaje,
que a pesar de sus defectos, estaba generando un hábito bueno en la comunidad y
me refiero al Reciclatón.
La basura es
desperdicio en cuento se encuentra junta y sin separación, pero cuando se
separa y en verdad se ve como producto
de reciclaje, representa una economía muy fuerte y por ende interesantes
ingresos para quien se dedica a ello.
Un estudio de
hace unos años de investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de
México evaluaron el mercado del reciclaje en el Distrito Federal y determinaron
un precio general de aproximadamente $1.22 pesos por kilogramo por el materiales
de reciclaje, de acuerdo a niveles de recuperación.
Si pensamos que
de vidrio nada más en nuestro municipio generan, de acuerdo a la evaluación de la
Sedesol, 21.70 toneladas al día, al mes significa que generamos aproximadamente
651 toneladas, es decir 651,000 kilogramos que si los multiplicamos por $1.22
pesos nos da un ingreso de $794,220 pesos al mes solamente de vidrio y queda
pendiente el cálculo para cartón, metal y plástico.
Estoy de acuerdo
que quizás al momento de evaluar costos de transporte a las plantas de reciclaje
y demás esta cifra baje. Sin embargo, continuará siendo un recurso interesante
para que el municipio lo use en las necesidades de la comunidad, que por cierto
son muchas. Una de ellas la pavimentación de calles que en estos momentos, tras
las fuertes lluvias que han azotado la zona, están bastante deterioradas.
Si las
autoridades pensaran en el largo plazo y
continuidad y no solamente en medallas políticas verían los enormes beneficios que estos programas tienen en la
comunidad en la que ellos viven también.
La visión de corto
plazo y la falta de continuidad de programas va más allá del ámbito político
desafortunadamente y contagia también al sector empresarial donde las empresas
no desean ver a largo plazo porque lo consideran intangible y se enfocan en la
inmediatez de las soluciones y eso solamente resulta en aspirinas para problemas
no en verdaderas medicinas a lo que se agrega
también la discontinuidad de programas porque siempre pensamos que “las
ideas de los anteriores no son tan buenas como las nuestras”. En colaboración
con Miguel Ángel Olivares Urbina. Comentarios a cmccoy@ucaribe.edu.mx y maolivaresq@ucaribe.edu.mx.
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