El Plan de Desarrollo Urbano de
la Ciudad de Cancún fue aprobado hace
menos de seis meses, en octubre de 2014, que fue cuando ya salió
publicado en el Diario Oficial del Estado de Quintana Roo. Huele a nuevo y ya
empiezan las solicitudes especiales, los cambios, remiendos y abusos a los que
los demás PDU’s se han enfrentado.
En puerta ya hay dos cadenas
hoteleras que buscan construir en la Zona Hotelera nuevos establecimientos para
agrandar su familia. Uno con cuatro hijos ya en el destino, quiere el quinto y
a pesar de no contar con la Manifestación de Impacto Ambiental, las autoridades
locales ya le dieron el sí con la licencia de construcción, ansioso de
construir una torre más ahora de 15 niveles y 565 cuartos.
Otra familia desea ampliar su
poderío en la zona con su tercer hijo, un hotel de 1,879 habitaciones y 32
pisos. Para el PDU actual donde lo máximo
en esa zona son 12 niveles. Pero los papás reconocen estar en
negociación con los tres niveles de gobierno para que les amplíen la
autorización de número de pisos.
Falta hablar de un desarrollo
habitacional de 22 suites de lujo en el kilómetro 14.5, a pesar de que en el
diagnóstico del PDU se reconoce que solo el 40% de los lotes turístico – hoteleros
se han desarrollado como hoteles, por lo que ya no se iban a autorizar
condominios. Este es otro ejemplo de
cómo los planes son distintos a la realidad.
Así es como crecemos y crecemos,
Pero ¿Nos desarrollamos? Por supuesto que no, y menos si hablamos de un
desarrollo sustentable dado los impactos ecológicos, sociales y económicos que
para la mayoría tienen estos abusos, donde 52% de la población vive con 5
salarios mínimos al mes, lo que equivales a $9,500 pesos aproximadamente, generando
que ambos padres deben de trabajar para sacar adelante a su familia y los niños
no sean debidamente atendidos, lo que provoca problemáticas sociales y ya ni
mencionar la situación ambiental causada por la presión a la que cada día se
enfrenta la zona hotelera debido al incremento de desechos sólidos, agua
residual y pérdida de vegetación.
Eso sí, queda claro que este
crecimiento trae beneficio económico. Pero ¿para quienes? Cadenas hoteleras
extranjeras cuyos paquetes son vendidos en el exterior, autoridades transitorias
que reciben pagos por otorgar permisos, inversionistas e inmobiliarios.
Recordando
el último libro de Joseph Stiglitz, diríamos que el beneficio es para el 1%
mientras el 99% de la población recibe sueldos más bajos a causa de la
competencia, vida más cara y mayor turismo de menor calidad, porque el turismo
de alto poder adquisitivo es selectivo y no masivo y además problemática
ambiental en el lugar que hemos escogido como nuestra casa.
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