Renuncio a la necesidad de tener razón y trabajo en grupo con amor

sábado, 7 de febrero de 2015

Planes y realidades



El Plan de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Cancún fue aprobado hace  menos de seis meses, en octubre de 2014, que fue cuando ya salió publicado en el Diario Oficial del Estado de Quintana Roo. Huele a nuevo y ya empiezan las solicitudes especiales, los cambios, remiendos y abusos a los que los demás PDU’s se han enfrentado.
En puerta ya hay dos cadenas hoteleras que buscan construir en la Zona Hotelera nuevos establecimientos para agrandar su familia. Uno con cuatro hijos ya en el destino, quiere el quinto y a pesar de no contar con la Manifestación de Impacto Ambiental, las autoridades locales ya le dieron el sí con la licencia de construcción, ansioso de construir una torre más ahora de 15 niveles y 565 cuartos.
Otra familia desea ampliar su poderío en la zona con su tercer hijo, un hotel de 1,879 habitaciones y 32 pisos. Para el PDU actual donde lo máximo  en esa zona son 12 niveles. Pero los papás reconocen estar en negociación con los tres niveles de gobierno para que les amplíen la autorización de número de pisos.
Falta hablar de un desarrollo habitacional de 22 suites de lujo en el kilómetro 14.5, a pesar de que en el diagnóstico del  PDU se reconoce que  solo el 40% de los lotes turístico – hoteleros se han desarrollado como hoteles, por lo que ya no se iban a autorizar condominios.  Este es otro ejemplo de cómo los planes son distintos a la realidad.
Así es como crecemos y crecemos, Pero ¿Nos desarrollamos? Por supuesto que no, y menos si hablamos de un desarrollo sustentable dado los impactos ecológicos, sociales y económicos que para la mayoría tienen estos abusos, donde 52% de la población vive con 5 salarios mínimos al mes, lo que equivales a $9,500 pesos aproximadamente, generando que ambos padres deben de trabajar para sacar adelante a su familia y los niños no sean debidamente atendidos, lo que provoca problemáticas sociales y ya ni mencionar la situación ambiental causada por la presión a la que cada día se enfrenta la zona hotelera debido al incremento de desechos sólidos, agua residual y pérdida de vegetación.
Eso sí, queda claro que este crecimiento trae beneficio económico. Pero ¿para quienes? Cadenas hoteleras extranjeras cuyos paquetes son vendidos en el exterior, autoridades transitorias que reciben pagos por otorgar permisos, inversionistas e inmobiliarios.
Recordando el último libro de Joseph Stiglitz, diríamos que el beneficio es para el 1% mientras el 99% de la población recibe sueldos más bajos a causa de la competencia, vida más cara y mayor turismo de menor calidad, porque el turismo de alto poder adquisitivo es selectivo y no masivo y además problemática ambiental en el lugar que hemos escogido como nuestra casa.

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