Renuncio a la necesidad de tener razón y trabajo en grupo con amor

domingo, 14 de septiembre de 2014

El cuerno de la abundancia



Cuando era pequeña me llamó la atención escuchar a una persona mayor referirse a México como “El cuerno de la abundancia”. México es un país muy rico, me decía, tiene selvas, mares, desierto, petróleo, minerales y muchos recursos más como abundante flora y exótica fauna.
Esa persona no se equivocó. Me queda claro que México es un país rico en recursos naturales. Pero así como sucede con el dinero los recursos se deben de administrar y cuidar, sino desaparecen y su recuperación es siempre tarea más difícil.
Reflexionar en este breve espacio acerca de la riqueza y abundancia mexicana sería tarea más que imposible pero si podemos concentrar nuestros esfuerzos reflexivos en un contexto más específico como nada más las playas de Cancún.
Hace 45 años teníamos 25 kilómetros, de los que 308 mil 892. 34 m² correspondían a 14 playas públicas, para uso y disfrute de los habitantes y visitantes de esta ciudad. Paulatinamente el tiempo, los huracanes y el abuso fueron depredando esas playas.
En la actualidad el destino turístico tiene poco más de 26 mil 790.65 m² de playas públicas, algunas simplemente son un pequeño acceso que apenas se percibe y que dificulta la entrada a las personas.
Es importante señalar que para que una playa sea considerada pública su uso de suelo debe estar bien definido como “playa Pública” y no como S1 que es servicios turísticos recreativos  donde de repente aparece algún local comercial que se justifica como ese uso de suelo,  pero ya no es playa. Con lo que se ha perdido la principal razón que inicialmente hizo famoso a Cancún internacionalmente.
Hoy en el Plan de Desarrollo Urbano de 2014-2030 se han dejado solo dos playas señaladas como “playa pública” (Corales y lo que queda de Delfines). Lo que sucedió con las playas es el vivo ejemplo de una mala administración de la abundancia gracias a los excesos de unos cuantos. Situación que no sólo perjudica a esos cuantos, sino a todos los ciudadanos de la ciudad.  

Foto: Christine Mc Coy

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